sábado, noviembre 01, 2008

Cómo anticiparse a la próxima burbuja financiera


Es una de las reglas más antiguas del mundo de las Finanzas: tras una crisis, la próxima espera a la vuelta de la esquina. Para saber reconocerla, reunimos a varios expertos en materia de mercados. Hoja de ruta para salir ganando cuando otros pierden.

1. El precio es el síntoma más visible, pero no el único.

Si hay algo que caracteriza a una burbuja, ya sea financiera, inmobiliaria o de cualquier otro mercado, es que el precio de los activos está inflado por una suba injustificada. ¿Por qué injustificada? “Porque su valuación a valor presente de acuerdo a un supuesto flujo de fondos es muy inferior al precio determinado por el mercado, junto con el hecho de que los volúmenes que mueve ese activo son muy superiores a los usuales”, explica Cecilia Lazzari, analista de Arpenta Sociedad de Bolsa.

2. Una burbuja es creada por compradores irracionales.

“Empieza cuando se ingresa a un negocio por una cuestión de moda, porque se piensa que después otro va a entrar y me va a pagar más caro lo que compré. Los que entran primero ganan plata, pero un día la gente deja de entrar y los últimos terminan perdiendo”, señala Eduardo Blasco, de Maxinver Consultores.

Este comportamiento muchas veces carece de sustento y refleja que la racionalidad, a veces, escasea.

Rafael Ber, de Argentina Research, explica una de las razones: “El mercado trabaja con expectativas hacia delante más que con valores históricos, y por lo tanto, todo lo que puede analizarse desde el punto de vista teórico o técnico, puede quedar relegado por una noticia”.


3. El apalancamiento, un condimento explosivo.

Otro síntoma de que se está gestando una burbuja es cuando hay compras con crédito o apalancadas. El financiamiento es el condimento explosivo que empuja los precios. “Cuando existe una demanda altamente especulativa con posiciones apalancadas, esto genera que ante cualquier ajuste tengas que salir a cerrar las posiciones porque si no, el apalancamiento te mata. Si todos compramos Tenaris con plata del bolsillo, el comportamiento es más estable que si tomamos una caución”, grafica Antonio Cejuela, de Puente Hermanos.

4. La liquidez es amiga de las burbujas.

La liquidez también es parte de la fórmula. Un mundo líquido como el actual, con bajas tasas de interés, favorece el acceso al crédito e impulsa el precio de las acciones. “Se da un período de aumentos de los negocios en los mercados y eso infla los precios. Si la liquidez es alta, las tasas de descuento con las que se evalúan las acciones son bajas y las valuaciones, altas. El riesgo es cuando se revierte la liquidez y cambian las valuaciones. Por eso el precio de las acciones tiende a ser muy sensible a los movimientos de las tasas”, explica Alejandro Bianchi, analista de InvertirOnline.com.

5. Mirar el price-earning.

“Es una medida de cuán cara o barata es una empresa respecto de otra. Te indica cuántos años tardarías en recuperar la inversión según las ganancias que reporta la compañía”, apunta Bianchi. En rigor, es el ratio entre el precio del papel y las utilidades de la empresa por acción. En plena burbuja, el Nasdaq cotizaba con un price-earning de 245, y algunas firmas, como AOL, llegaron a tener uno de 400, es decir, su valor era 400 veces superior a sus beneficios. “Mientras más alto, más chances de burbuja”, afirma.

6. Mirar los fundamentos.

Para ver si un rally alcista tiene sustento hay que analizar los fundamentos de la suba. En una burbuja, un gran número de inversores compra un activo que goza de cierta novedad, con la esperanza de venderlo a un precio mayor en meses. El apalancamiento acelera el proceso. Aunque existen excepciones. “China, a diferencia del Nasdaq, tiene razones fundamentales en su economía para que crezca el mercado”, dice Bianchi.

7. Devaluaciones, splits e ilusiones ópticas.

“La crisis de 1997 comienza por un problema de valuación de activos de uno de los bancos más importantes del sudeste asiático”, indica Cejuela. Blasco se refiere al split, que consiste en aumentar el número de acciones para bajar su precio nominal, algo que crea la “ilusión óptica” de que son más baratas.

8. Si la burbuja explotó, salir lo antes posible.

“Sólo puede saberse a ciencia cierta que existe una burbuja en el momento en el que explota”, solía decir Alan Greenspan, ex titular de la Reserva Federal (Fed). ¿Qué hacer entonces? Huir rápidamente. “Si el inversor tiene un horizonte de corto plazo, y no realizó coberturas sobre los riesgos, lo mejor que puede hacer es vender lo antes posible porque la caída será precipitada”, indica Lazzari.

9. Boom económico no implica más riesgos.

“Los mercados son tan grandes que lo único que se puede rogar es que el fuego se consuma solo. El grado de control es prácticamente nulo”, describe en un tono negativo Ber. Para Blasco, la expansión mundial puede crear la sensación de una burbuja cuando, en realidad, refleja más eficiencia: “El aumento de la productividad por el comercio, la globalización y el achicamiento de la brecha de salarios entre países lleva a que las sensaciones de burbuja no sean tan así”.

10. La Argentina está lejos y no hay burbuja inmobiliaria.

Los analistas coinciden: cuesta encontrar en el país un mercado donde se esté gestando una burbuja, incluido el inmobiliario. “En España ocurre lo contrario, con precios por las nubes y altísimo nivel de financiamiento. En la Argentina no hay aún una burbuja inmobiliaria, porque la demanda es real. Los precios podrán bajar pero no se van a desplomar”, cierra Cejuel



Saludos, GAby Menta


Info Fuente : Apertura

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